En personas con problemas de azúcar alta, los especialistas recomiendan equilibrar sus dietas y realizar actividad física. Entre los alimentos señalados como “perjudiciales” por elevar los niveles de glucosa en sangre se encuentra el pan, pero una opción puede mitigar esos efectos.

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Se trata del pan de masa madre que se impone como una alternativa saludable a la hora de consumir panificados. Desde la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, revelan que esta preparación tiene que ver con una fórmula ancestral, descubierta por accidente en el 2000 antes de Cristo por los egipcios. Se estima que su origen se debió a la fermentación de harina y agua que posteriormente fue cocinada hasta transformarse en pan. Con el tiempo, esta técnica se perfeccionó y cruzó fronteras.

¿Qué beneficios aporta la masa madre a la salud?

Como el panificado de masa madre es un alimento totalmente natural y orgánico, los especialistas resaltan que ofrece múltiples beneficios. Su composición nutricional es de carácter noble. Media rebanada de pan contiene aproximadamente 160 calorías y 32 gramos de hidratos de carbono, un macronutriente que suministra energía y le da forma a los músculos.

En esta preparación, la fibra vegetal también está presente, cuya función es “favorecer la salud intestinal y mejorar la digestibilidad, es decir, la forma en que nuestro cuerpo asimila el alimento”, precisa Lucila Rosso, licenciada en Nutrición (M.N: 9757), al diario La Nación. En este caso, media rebanada de pan, tiene entre dos y cuatro gramos de fibra.

Por lo tanto, se recomienda el consumo de alimentos a base de masa madre a las personas que necesitan bajar de peso ya que, la fibra genera saciedad por un largo período de tiempo, es decir que inhibe el apetito. En paralelo, los especialistas lo consideran ideal para las personas intolerantes al gluten ya que como el proceso de fermentación es más lento, descompone completamente los carbohidratos y el gluten.

A su vez, la presencia de micronutrientes cataloga a la masa madre como un panificado “estrella”. Es fuente de vitaminas del grupo B, que aportan energía, evitan la fatiga y el cansancio y actúan como antioxidante, por lo tanto previenen el envejecimiento de las células y los tejidos y potencian el sistema inmune y evitan el desarrollo de enfermedades crónicas, tumores e incluso resfríos.

¿Cómo se prepara la masa madre?

El proceso es sencillo, pero requiere de tiempo y paciencia. Estefanía Beltrami, licenciada en Nutrición, cuenta que el primer paso es mezclar en un recipiente estéril -el ideal es un frasco mediano y ancho- la misma cantidad de agua tibia y harina, que tal como destaca la especialista, puede ser de cualquier cereal, aunque conviene que sea integral ya que, en sus cáscaras se encuentra la fibra y la levadura.

Tapar el recipiente con un trapo y dejarlo reposar durante 24 horas a temperatura ambiente y lejos de las corrientes de aire, que inhiben el efecto de la fermentación.

Al día siguiente se le vuelve a agregar más harina y agua: “Medio vaso de cada uno sin importar con qué cantidad se partió”, dice Rosso. Además, se le suma una cucharadita de azúcar que es la que impulsa el proceso de la fermentación: “Esta sustancia actúa de nutriente para las levaduras y acelera su desarrollo”, cuenta la experta. No obstante, hay que procurar no excederse ya que, en niveles mayores, interfiere en el desarrollo de las bacterias e inhibe el proceso.

Este método se repite durante tres a cinco días más. El indicio de que está listo lo da su aspecto cremoso y la formación de burbujas y de un líquido marrón que se acumula en la superficie de la masa, pero que hay que remover antes de utilizarla porque “contamina” el sabor del futuro panificado.